Vistas de Ávila.
Quien viaja es siempre un callejeador, un extranjero, un huésped; duerme en habitaciones que antes y después de el albergarán a desconocidos, no posee la almohada en la que apoya la cabeza ni el techo que le resguarda. Y así comprende que nunca se puede poseer verdaderamente una casa, un espacio recortado en el infinito del universo, sino tan solo detenerse en ella, por una noche o durante toda la vida, con respeto y gratitud.
página 12 El infinito viajar
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