
Díme,
el por qué de esta tristeza,
de ese deseo de ver el mar,
callada,
si no es sueño,
si es espejo.
Dí qué es esa espesura que acecha y me eriza la piel.
Díme,
cuando respiré el virus,
en qué partícula del aire fuí a caer,
cuando dejé atrás mi fortaleza.
Cálmame,
de este sinsabor,
de esta falta de luz.
Sonríeme como a la luna.
Acaríciame de plata.
Lléname de estrellas,
Y duerme conmigo hasta el mañana.
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