
El tiempo me dió la perspectiva para ver tus cueros,
tan leves,
secando a la intemperie.
Donde entreví campos dorados por el sol,
percibo en este instante lo ralo de tu sequía.
Donde creí ver pasión, rayo y trueno luminoso,
el paisaje, desolado por tu hipocresía,
es gris,
como después de la agria tormenta tu risa.
Sólo somos ceniza.
(Tanto fervor para esparcir la ceniza)
Necesitas ayuda pero no sabes pedirla.
Necesitas pensar más en tí y dejar correr al veloz ratón de la existencia ajena,
sin perseguirlo.
Y yo,
ceniza,
ya nada puedo,
ni quiero hacer,
ni ver...
2 comentarios:
Hola, Marina, gracias por pasarte por mi blog, que por otra parte me ha dado la oportunidad de conocerte. Me ha encantado tu poema ¿es tuyo? Te visitaré a menudo, me gusta lo que leo, y además eres de Pontevedra!! con lo que me gusta tu ciudad, Por cierto, que preciosidad de casco viejo. Un beso
Gracias Fabrisa. Te digo a todo que sí. Un beso también para ti...
Publicar un comentario